lunes, 7 de junio de 2010

Apología del tango

Tango: Apología del tango

Letra: Enrique Maroni
Triste, sensual, dormilón,
mezcla de risa y lamentos,
vuela de los instrumentos
y se mete al corazón.
Allí enciende la pasión
que en el alma está dormida,
nos habla de la querida,
del amigo traicionero
y es un grato mensajero
que se nos cruza en la vida.

Por eso, cuando lo siento,
le abro de mi alma las rejas
y entra cantando sus quejas
a amargar mi sentimiento.
Entonces, mirá, no miento
veo que en mi pecho anida
todo el dolor de la vida
y por eso me encurdelo;
tengo hambre de consuelo
y lo busco en la bebida.

Tango que me hiciste mal
y que, sin embargo, quiero
porque sos el mensajero
del alma del arrabal;
no sé qué encanto fatal
tiene tu nota sentida,
que la mistonga guarida
del corazón se me ensancha,
como pidiéndole cancha
al dolor que hay en mi vida.

Por vos he morfao más canas
que pelos tengo en el mate,
por vos hizo el disparate
de envenenarse mi hermana.
No hay bochinche ni macana
que en tu homenaje no hiciera,
y en la fiesta arrabalera,
donde campeas con honor,
me diste siempre valor
pa' hacerle frente a cualquiera.

Tango de triste motivo,
cuando pienso tu chamuyo,
se queda en mi alma el arrullo
de tus cantares, cautivo.
Por eso, cuando percibo
tu melancólico son,
me acongoja la emoción
de tu rezongo compadre,
y entonces pienso en mi madre
y me llora el corazón.

Es cosa linda y fiereza,
es cachetada y caricia,
tiene amargura y delicia,
tiene fealdad y belleza.
Es la infinita tristeza
que a ser malo me convida,
es la cárcel, la guarida,
mis versos y mi guitarra;
el tango es como una garra
que se ha clavao en mi vida.



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