jueves, 11 de marzo de 2010

Fausto Miguel Frontera, el violinista del que se festejan los 112 años de su natalicio


El gran violinista, Fausto Miguel Frontera, nació el jueves 11 de marzo de 1898, en la ciudad de Buenos Aires y desde casi niño llevo los acordes de su violín, al servicio del tango, por muchos lados.
Su primer casa se encontraba en Cangallo y Talcahuano y al poco tiempo sus padres se mudaron al hermoso barrio de Flores.
Cuando solo tenía 6 años, sus padres le regalaron un violín y al poco tiempo comenzó sus estudios de música.
A los 12 años debutó en una orquesta en la que también tocaba Ricardo Brignolo. Pero en 1914 su suerte comenzaría a cambiar. Por una situación azarosa alguien lo convoca para integrar una orquesta que tocaría en un barco que partiría con rumbo a Francia.
Una vez arribado a tierras galas se instaló en Marseille y pronto partió hacia Paris donde se encontró con un contingente de músicos argentinos que tocaban el tango por la ciudad capital francesa. Comenzó a recorrer con ellos y pronto emprendió viaje a Italia y España.
En Buenos Aires actuó en renombrados lugares como: Bar El Capuchino, Restaurant O’ Rondemán, los cafés San Martín, Minerva, Colón del barrio Flores, Benigno, Central, club Belgrano, Maipú Pigall, Abdulla Club, Tabarín y el Teatro Broadway
Integró las orquestas de Eduardo Arolas Juan Maglio (Pacho), Pepino Marmón, Juan C. Cobián, Anselmo Aieta, Carlos V. G. Flores, la Típica Víctor y la de Francisco Lomuto donde en 1935 se retiró.
Musicó los temas: CALLEJERA; CIMARRONA; CORTANDO CAMINO; DOS SOMBRAS; GRAN SEÑOR; HILOS DE PLATA; MI TRAJE DE NOVIA; PUESTA DE SOL; QUE TORCIDO ANDAS, JULIAN; REY DE COPAS; TABERNERO; TRADICIÓN; YO SOY PANTALEON LUCERO.
Creó partituras para las letras de poetas como Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, Ismael Robert Aguilar, Jerónimo Martinelli Massa, Raúl Costa Oliveri y Celedonio Flores.
Gardel y Rosita Quiroga grabaron algunos de sus tangos
Una anécdota cuenta que un día, Frontera, le llevó a Gardel (a quien conocía del tiempo del restaurante O ‘Rondemán en el barrio del Abasto), EL TABERNERO, pero el cantor se negó a grabarlo argumentando que no podía hacerlo tan bien como Cafré, su coautor: "No lo podré hacer como lo hace Miguel. Además la letra poco me gusta", le dijo. Pasó el tiempo y Gardel llegó a Barcelona en 1927. Al otro día de su arribo, para movilizarse tomó un taxi y su chofer empezó a canturrear un tango. Paró el oído el Zorzal y sin esperar más preguntó: "Oiga, ¿es un tango español ése?". Y aquél con su natural gracejo catalán lo saca de la duda: "¿Qué español?... Argentino y se llama "Tabernero". Era popular en España y por eso allí lo grabó en esos días con la ayuda de sus guitarristas que bien lo conocían.
En cuanto a "Callejera", Gardel lo grabó por casualidad. El gran compositor Carlos V. G. Flores se había comprometido con el cantor a llevarle una canción y fue a verlo a la casa Max Glücksmann donde aquél lo esperaba.
Como actuaban juntos, acompañó a Flores. "Maestro", así trataba Carlitos al pianista, "¿me trajo aquello que le pedí?". "Vine precisamente por eso. Como Corsini la vio y le gustó, no sé si Usted". Gardel no lo dejó terminar: "Bueno, deme otra cosa que tengo que cumplir hoy y de todo lo que me han traído no hay una que valga la pena"
El intercede entonces: "Carlos... aquí tengo un tango, a ver si te gusta"
Gardel lo toma, lo mira, lo lee y exclama: "¡Huy! ¡Qué bueno! La letra es del «Cafiolo», (así llamaba Carlitos a Cadícamo). Este sí que lo hago" Y así fue.
Carlos Gardel también le llevó a la cera, según él, una milonga intitulada "La Curdela" con una letra tan extensa que no cabía en el disco. Al terminar el mismo, Carlitos seguía cantando y al advertírsele, ordenó romperlo negándose acortarla y grabar de nuevo. Se malogró así lo que pudo haber sido una gran creación.
Se fue de este terrenal mundo el lunes 24 de mayo de 1982.

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